miércoles, 17 de abril de 2013



DEYECCIONES: RETROSPECTIVA.

Crítica de la exposición por Mauro Tassotti, Profesor Emérito de Historia del Arte por la Universidad de Bolonia y miembro del Consejo Asesor del Comisario de la Bienal de Venecia.


ImagenALARDE. Fotografía.
ImagenMITAD Y MITAD. Fotografía.
ImagenINCONSISTENCIA. Fotografía.
ImagenLASTIMA DE ZAPATOS. Fotografía.

ImagenREPLIEGUE TACTICO. Fotografía.
ImagenKANJI JAPONES. Fotografía.
ImagenATRACCION GRAVITACIONAL. Fotografía.ronce.
ImagenSIN TITULO. Bronce.
ImagenLA BICHA. Instalación.


La retrospectiva se compone de fotografías de mediano formato, bronces de gran verismo e instalaciones estáticas hiperrealistas que ya han generado divertidos equívocos. La sección de videoinstalación no se ha podido exhibir por carecer la modesta galería conquense de las pantallas 3D requeridas por el autor; pero sí han viajado, para asombro de los asistentes, dos esculturas de poliresina de proporciones ciclópeas que flanqueaban, a modo de atrevida invitación, la entrada al recinto expositivo.
El conjunto, lejos de ser como se ha considerado "un fallido intento de dotar de singularidad a una obra que, se mire por donde se mire, no deja de ser más que una mera repetición de anteriores creaciones ya vistas", presenta una evidente evolución que traspasa la simple coincidencia del propósito artístico. Todo ello tiene su plasmación en una exhuberante variedad formal y de texturas, resultando unas de una orgánica crudeza primigenia, muy próximas al arte prehistórico, mientras que otras hacen alarde de una depuración minimalista rabiosamente contemporánea.
Hay que resaltar, por lo inusual de la propuesta, el diálogo que se establece entre la obra y el sorprendido espectador. Dicho intercambio se produce, no sólo a nivel visual sino, muy convincentemente, en otros planos sensoriales: el olfato, el tacto y, para qué negarlo, el gusto, juegan un papel ilusorio pero complementario.
Además, toda la prolífica trayectoria compositiva hace gala de una apabullante materialidad en la que se intuye, por momentos, la fisicidad del esfuerzo creador, haciendo de Joshua Powpo un talento de indiscutible relevancia y cuya obra universal es entendible por todo tipo de espectadores. No es extraño, por eso, encontrarse en sus exitosas exposiciones críticos que afirmen, como cautivados en una suerte de transposición autoral, sentir que la pieza exhibida les resulta extrañamente familiar o público no formado que asevera, tajante en su ignorancia pero coincidente en la intención desmitificadora del autor indonesio, "Esto es una mierda como un piano".
Seguiremos muy atentos a la evolución que sigue la carrera del joven artista, del que se desconoce casi todo, y muy especialmente el origen de su singular inspiración.

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