martes, 26 de marzo de 2013

MODA NIHILISTA: A LA PUTA CORBATA Y A QUIEN LA INVENTARA*

Solo una mujer dolida, rencorosa y mal follada pudo urdir semejante prenda, colgajo textil de flácida hechura, fetiche de lo que tanto anheló y de lo que fue privada.

De seda, cuero o tergal, un trapo que se despliega, tonto, desde su nudo testicular.

Una flecha, un vector recto al muñeco, el budú por no haberte querido novio, que no te dieron lo que tú quisiste y así escupiste tu bilis, sastra del demonio.

Collar de perro, soga de ahorcado, muda de culebra, siempre bien ceñida al pescuezo del macho, como tú tus manos quisieras, hembra insatisfecha.

Marchamo de elegancia, signo de distinción, estampa del éxito... ¡Anda ya, joder, menuda mierda!.

Lo que yo te hubiera hecho con tal de ahorrarme esta maldición bíblica, por coco que fueras, que cuatro siglos dando por culo llevas... 

 Y eso que tu invento es inútil por excelencia, que ni para quitar el frío se las arregla, que ya para eso uno el cuello de la camisa se cierra.

Qué a gusto te quedaste, so cabrona... Seguro que expiraste con un esbozo de sonrisa, imaginando a media Humanidad pasando por tu aro de paño con una mueca.
Y buena la liaste, que anda que hondo no ha calado, que hasta el cromosoma que nos hace hombres tiene la forma de tu legado.

Ahora me toca pringar a mí, pero cada noche te mentaré en mis plegarias,  suplicando que algún angelote chulazo te visite y haga que te humedezcas... y, eso sí, que allá dondequiera que por siempre te encuentres, que no te puedas mover... ¡las manos quietas!...
 


... ¡Hija puta!



*Nota del autor

Todo este profundo desprecio está dirigido a la puta corbata, de verdad, palabrita del Niño Jesús. 
Con todo, considero inevitable que haya quien me tache de machista, pero si consigo contribuir mínimamente a retirar del vestuario masculino esa horrenda prenda, asumiré ese injusto calificativo con resignación.  
Como la composición se basa en un simil con el falo, tenía dos opciones: que me tacharan de machista o de homófobo, hoy por hoy creo que lo segundo está aun más penalizado. 
Den por culo a lo políticamente correcto... 





CRÍTICAS NIHILISTAS - Literatura extrema



A los que nos dedicamos a este oficio, a menudo se nos pueden leer comentarios peyorativos indicando que determinada obra resulta muy comercial, o que hace demasiadas concesiones al gusto del gran público. Y ése es un defecto que a este humilde crítico le ha resultado siempre insoportable, hasta el punto de que cuando abro un libro, no puedo evitar pensar que el autor lo ha escrito siendo consciente de que existen personas que lo van a leer, y desde ese mismo momento está prostituyendo su escritura. La pureza de la idea original queda manchada por el mero hecho de pretender que sea leída.

Esta idea me ha estado obsesionando durante años, en los que me esforzaba por encontrar una obra que reflejara el alma del autor tal cual es, en lugar de su proyección hacia el exterior, y finalmente me había convencido de que era algo imposible de encontrar. Hasta que por casualidad, hurgando en el cajón de la cocina, vi la respuesta a mis inquietudes, un libro escrito sin la menor pretensión de llegar a ser leído jamás:

El manual de instrucciones del frigorífico LG GB5135SWCW.

Ahí estaba, intacto, como el día que llegó a casa, envuelto en una bolsa de plástico, mezclado con otros manuales, facturas de reparación, unos vales caducados del LiDL, el abrelatas modelo explorador que sólo aparece cuando no lo buscas, alguna chapa de refresco, alambres de pan Bimbo, un trozo de cuerda, pilas agotadas y todo el resto de la fauna y flora que suele poblar ese medio. Temblé de ansiedad. ¿Qué hacer? Lo tomé en mis manos y lo saqué de su envoltorio sin animarme a abrirlo, demorando ese momento tan esperado.

Por un lado me pesaba enormemente la responsabilidad. Yo iba a ser el primer humano que leería ese libro, y muy probablemente también sería el último, por lo que mi juicio iba a resultar definitivo. Pero luego me alivió pensar que lo que yo opinara de esa obra no iba a tener la menor trascendencia, ya que nadie iba a dejar de leerla por una mala crítica, o animarse a hacerlo por lo contrario.

Así pues, me senté en mi sillón favorito con una copa de vino y me dispuse a disfrutar del primer ejemplar de literatura pura que había caído en mis manos.

Y ahora sí, abandono los preámbulos y entro en materia, es decir, la crítica propiamente dicha.

La primera impresión es que se trata de una edición cuidada, multilingüe, bien compuesta y adecuadamente encuadernada. Como yo sí tengo la obligación de hacerme entender, usaré las citas de la parte del manual escrita en castellano ya que sospecho que la familiaridad de mis lectores con el idioma original, chino mandarín, es menor de la deseable.

Aunque sea contrario a las convenciones habituales en la crítica literaria, debemos manifestar, ya desde el inicio de este artículo, que nos hallamos ante una obra que sólo podemos calificar de sublime, y lamentar que esté destinada a permanecer en la más obscura ignorancia. Nuestro anónimo autor muestra un firme pulso literario en una audaz mezcla de géneros y estilos, desdeñando con decisión los límites de cualquier encasillamiento que pudiéramos intentar.

Así la primera parte del opúsculo  - me atrevo a llamarlo de esta forma por su corta extensión, apenas 28 páginas incluyendo ilustraciones – parece pensada para sugerir nuevos caminos al trillado género de la novela negra, empleando el insólito formato de aviso de prevención de riesgos. Dichos avisos, en apariencia inocentes, cuando no ridículos (“No se cuelgue de la puerta, de los estantes de la puerta, de la barra hogar del congelador ni de la cámara frigorífica”, “Tenga cuidado al abrir o cerrar las puertas del refrigerador, ya que podría dañar a las personas que se encuentren cerca del aparato” o “No coloque animales vivos en el interior del refrigerador”) alcanzan unas cotas de dramatismo escalofriantes cuando advierten de las consecuencias de no seguir esos consejos (“El refrigerante que escape de los tubos se puede incendiar o provocar daños en los ojos”, “evitar que los niños queden atrapados en su antiguo frigorífico”, “Si coloca el refrigerador en un lugar inestable, al abrir y cerrar la puerta podría caérsele encima y.” – Sí, han leído bien, “y.”)

Mas no pensemos ni por un instante que la obra permanece en ese terreno cercano a lo truculento, porque más adelante, en una pirueta antológica, el autor trasciende nuevamente los géneros al uso para adentrarse, en la sección dedicada a la Instalación y Funcionamiento, directamente en el ámbito de la metafísica y el inferencialismo rabiosamente contemporáneos.  Es asombroso cómo de un plumazo consigue hacer que se tambaleen las teorías de Ludwig Wittgenstein (“La temperatura interior real varía dependiendo del estado de los alimentos, ya que la temperatura indicada se facilita a modo de referencia; no se trata de la temperatura real dentro del frigorífico”). O cómo ridiculiza sin piedad la inacabable disputa entre las escuelas filosóficas continental y anglosajona (“Si no encuentra alguna de estas piezas en su aparato, debe tener en cuenta que pueden ser piezas que sólo se utilizan en otros modelos”)

Uno de los enigmáticos dibujos que ilustran la obra
No se asuste el lector pensando que se trata de un trabajo de difícil digestión o sólo apto para especialistas. Es una obra ligera y me atrevería a decir que insólitamente divertida, como se comprueba en los capítulos siguientes (Recomendaciones relativas a conservación de alimentos, Cuidados y mantenimiento) en los cuales nos seguimos encontrando con un creador en estado de gracia, capaz de escribir frases memorables como “Para poder regular fácilmente el mando de la temperatura, evite almacenar comida cerca de la esfera del mando de la temperatura”. Me atrevo a utilizar el calificativo de genio para alguien que haya sido capaz de emplear la repetición de términos como recurso para enfatizar lo absurdo de tan fútil recomendación. También resulta memorable ese hilarante momento en el que bajo el epígrafe “Sustitución de la lámpara” se nos dice “Utilice una lámpara LED de DC12V 0.75W.” para, a continuación aclarar que “Si la lámpara LED resulta dañada, debe ser sustituida por el servicio técnico no por usted mismo”. A mis sagaces lectores no les habrá pasado inadvertida la ausencia de coma junto a la palabra no; ¿debería ir antes o después? Brillante, bri-llan-te.

De nuevo los calificativos se agotan cuando llegamos al capítulo dedicado a Localización y reparación de averías. Sólo el talento de los mejores es capaz de producir el despliegue de precisión, ingenio y suspense que muestra dicha sección. Baste un ejemplo donde luce en todo su esplendor la fusión de terror y humor que caracteriza esta fascinante publicación.

Problema:
El frigorífico despide mal olor
Causas:        
  • Los alimentos que despiden mucho olor deben guardarse herméticamente o envolverse.
  • Compruebe si hay comida estropeada.
  • El interior necesita limpieza. Remítase a la sección LIMPIEZA.

Lo fácil y lo obvio hubiera sido que esta última sección quedara como apoteósico final; mas nuestro escritor, o mejor, Escritor, no es amigo de los recursos manidos y nos ofrece como colofón dos páginas sobrecogedoramente bellas tituladas “Para invertir el sentido de apertura de las puertas”. Ahorraré al lector la enumeración de las precauciones señaladas al comienzo de este epílogo; discúlpese que, en aras de no ser reiterativo, las reserve para mi disfrute. Pero no me resisto a compartir un párrafo tan excelso como éste:
Coloque la bisagra inferior separada y colóquela en la bolsa, extraiga la bisagra inferior izquierda de la bolsa y coloque la bisagra inferior izquierda en el orificio inferior de la izquierda del congelador y apriete el perno .Para conectarla correctamente, tras fijar la cubierta inferior en la posición normal, alinee la puerta del congelador en el perno de la bisagra inferior. Invierta la bisagra media separada y la bisagra de la hoja para montarlas. Coloque el casquillo y la arandela juntas para apretar el perno. (Al apretar el perno, tenga cuidado de no arañar el embellecedor de la tapadera de la parte superior de la puerta del congelador).“ Sobran comentarios.

Y termino con la frase que cierra el capítulo y la obra, y que, de forma magistral, logra transmitir con el mínimo de palabras toda la paleta de sensaciones que hemos experimentado durante la lectura:
El proceso de inversión del sentido de apertura de las puertas no está cubierto por la garantía.”

¿Se puede pedir más?







martes, 19 de marzo de 2013

CONCIERTOS NIHILISTAS - Rafael Vargas Trio

Conde de Peñalver esquina Padilla
18 de Marzo de 2013 – 12:30
Media entrada

Rafael Vargas – Trompeta
Paqui Vargas – Teclado
Jacinta  - Coreografía

Con la llegada de los primeros días de sol, el trío de Rafael Vargas llega puntual a su cita con el público madrileño. Aunque pueden considerarse veteranos dentro de nuestro panorama musical, su entusiasmo y su entrega siguen siendo los mismos que los del inicio de su andadura. El hecho de que se animen a iniciar la gira de primavera ante el difícil público del barrio de Salamanca ya nos da una idea de la ambición con la que afrontan esta temporada.

La actuación estuvo precedida de un excelente trabajo de producción en la preparación del escenario, incluyendo la resolución del incidente ocasionado por un guitarrista boliviano que se negaba a ceder el sitio con el insólito argumento de que “había llegado antes”. El personal a cargo de la seguridad, concretamente un sobrino de Rafael, actuó con profesionalidad para resolver el asunto de forma expeditiva.

Ciñéndonos a lo musical, el trío sigue entusiasmando por la madurez de su propuesta y ese estilo propio con el que abordan los standards del género.  Rafael, sobrio, preciso y lleno de dignidad, sabe dotar a su trompeta de una  voz identificable que llega muy hondo al corazón del oyente. Además es capaz de asumir riesgos en el repertorio, como demostró la inclusión del I Just Called To Say I Love You de Stevie Wonder, prueba de su capacidad de adaptación a los nuevos tiempos y de su ambición de proyección internacional.

A su lado, su hija Paqui sigue mostrando su proverbial simpatía y su buen hacer al teclado, que maneja con precisión y virtuosismo, salvo un pequeño titubeo en la programación del ritmo en el tema de El Padrino, que solventó con diligencia y con un “’pera, paaapa, que mequivocao de botónnn” que provocó la sonrisa de los asistentes. Además nos pareció observar un cambio en su silueta que podría indicar que la continuidad de la dinastía Vargas está asegurada.

Y, cómo no, debemos comentar la actuación de Jacinta, quien en su sexta temporada con el grupo, ha suplido con creces la natural pérdida de energía, con unas tablas y un saber estar que no dejan de provocar admiración. A destacar el excelente segundo giro de 360º en la estrecha plataforma, seguido de un balido en el momento culminante de Suspiros de España, que encogió el corazón y humedeció los ojos de los presentes. Aunque también dio muestras de su temperamento artístico al negarse a realizar el número clásico de defecar desde lo alto de la plataforma, pese a los insistentes requerimientos por parte del público más joven para que lo hiciera.

En resumen, una excelente performance que hizo las delicias del público, y que consiguió una recaudación de 25,43 Euros, lo que nos asegura que tendremos trío para rato.

martes, 5 de marzo de 2013

VIAJES NIHILISTAS. Los Powpo de Irian Jaya.

Otras veces hemos traído a esta sección las particulares costumbres de algún grupo humano remoto como los Wachosti de Malawi, que se untan los genitales con la saliva de las hembras de sus poblados, o la tribu de los Añugo de Centroamérica, que adoran cual divinidad un intacto (y todavía en su envoltorio) adminículo metalizado que quedó extraviado tras la convulsa estancia de una primatóloga australiana.

En esta ocasión quiero hablaros sobre el desconocido Festival del Estreñimiento de los Powpo.

Es Irian Jaya una de esas regiones ignotas, tierra llena de contrastes, que alberga en sus vírgenes valles poblaciones desconocidas por el hombre civilizado. En uno de los más fértiles, en el extremo más austral, habita una tribu que organiza una celebración evacuatoria harto singular. No tiene una fecha prefijada pues carecen del sentido temporal que nosotros conocemos pero aproximadamente cada dos años, cuando los ñames y las batatas parecen alcanzar un tamaño inusitado y los cerdos que hozan en los huertos presentan una capa de grasa especialmente consistente, se inicia una orgía gastronómica que tiene como único objetivo ingerir la mayor cantidad posible de alimentos. Frutas, cereales, manteca de coco, insectos, todo es poco en esos días para el apetito insaciable de un powpo desatado. No resulta extraño ver a los varones adultos, los únicos con derecho a participar, atragantándose con un ave del paraíso o comiendo, golosos, un puñado de gordos gusanos que derraman sus jugos manchando barbillas y haciendo las delicias de los más pequeños de la aldea mientras sueñan con el día en que puedan unirse a sus mayores.

Ocho, nueve jornadas, hasta dos semanas se prolonga este ritual que no es sino preparación para el gran día, el Ahhhhhh ceremonial.
Se aclara una porción de bosque primario y en el calvero resultante se disponen parejas de postes de alturas diferentes, pero siempre superiores a media pierna humana.

Cada participante, ayudado por las mujeres de su familia, se dirige al emplazamiento elegido. Su caminar es muy típico de la trascendencia mística del inminente momento: muy juntas las rodillas, dando pequeños pasos con prudente desplazar de sus pies encallecidos, una mano sujetando el prominente estómago mientras con la otra tapa la desguarnecida retaguardia. Es este un baile sagrado que dura muy poco para los espectadores al evento pero que se comprende agónico en las miradas de los contendientes. No es raro que alguno fracase en ese postrero esfuerzo y caiga inane, inanimado y mortalmente pálido, como pelaje de fungusino cavernoso, en medio de un silencio reverencial.

Con la ayuda de una rudimentaria grúa son izados los restantes y dan comienzo los preliminares de lo que se adivina una actividad titánica por ser largamente demorada. Muecas, gestos, algún “la virgen” entre el público, herencia sin duda de algún misionero hispanohablante, sustituyen el anterior letargo.

Los menos productivos, y que irán a engrosar las filas de los grupos de menor categoría (despiojadores, músicos, colchones humanos), revierten a la naturaleza cantidades inferiores a la altura del poste por el que apostaron. Algunos se aproximan a su objetivo, se ganan el derecho a ser guerreros y pueden disfrutar de los botines de las incursiones en aldeas vecinas, teniendo especial cuidado, eso sí, en elegir adultos que nunca hayan participado en ceremoniales similares.

Sólo uno, el Dxager AO o Gran Hombre Rojo por el rubor extremo que semejante esfuerzo confiere a su aceituno rostro, es capaz de salvar la abismal distancia que media del suelo al negro pozo de su idiosincrasia. Excepcionales son las ocasiones en que el triunfador exige calzos de madera para elevar, más aún si cabe, la magnificencia de su descarga.

Pocos ojos occidentales, tal vez tan sólo los del que os brinda este relato, han contemplado maravillados la majestuosidad de esta comunión cósmica y, a la vista de en lo que consiste el posterior banquete, menos aún se atreverán a incluirlo entre sus destinos predilectos.