lunes, 9 de diciembre de 2013

RISA Y RUBOR.


¿Qué produce esa inefable emoción que todos conocemos como “risa”?... ¿cuál es el mecanismo por el que un chiste o gag la dispara?...
Creo que la risa se desencadena por un acto de descubrimiento y reconocimiento.
Una persona se ríe cuando identifica nuevos rasgos, pensamientos, sensaciones o emociones que también reconoce como propios. La carcajada que sucede a un chiste o gag incorpora también un componente de desorientación, camuflaje o distracción que opera de tal modo que, una vez salvado, muestra el reconocimiento con mayor intensidad o contraste, de ahí la súbita risa o la así llamada “carcajada”. Por otra parte, también pienso que las habilidades orientadas a esa búsqueda de semi-ocultación de lo reconocible, de lo común, de lo cómplice, son las que pueden describir el “sentido del humor”.
Se me antoja fascinante este campo de exploración y búsqueda de “lo gracioso”. Alguna de las cuestiones que me llevaron a abordarlo tenían que ver con que los niños se rieran al hablar de sexo. El tema del sexo resulta tan “gracioso” a ciertas edades porque los niños empiezan a reconocerse en algunas explicaciones y descripciones. Se trata de un tema que concita muy fácilmente la complicidad, el reconocimiento de nuevas sensaciones o emociones como propias.
Pero el sexo, el discurso sobre el sexo en niños, también produce emociones ruborizantes. Probablemente esta reacción ante tema tan universal haya que buscarla en una dimensión que va desde el rubor a la risa, desde la no aceptación a la aceptación.
Creo que “risa” es a “rubor” como “aceptación” es a “rechazo”.