¿Qué produce esa inefable emoción que todos conocemos como “risa”?...
¿cuál es el mecanismo por el que un chiste o gag la dispara?...
Creo que la risa se desencadena
por un acto de descubrimiento y reconocimiento.
Una persona se ríe cuando
identifica nuevos rasgos, pensamientos, sensaciones o emociones que también reconoce
como propios. La carcajada que sucede a un chiste o gag incorpora también un
componente de desorientación, camuflaje o distracción que opera de tal modo que,
una vez salvado, muestra el reconocimiento con mayor intensidad o contraste, de
ahí la súbita risa o la así llamada “carcajada”. Por otra parte, también pienso
que las habilidades orientadas a esa búsqueda de semi-ocultación de lo
reconocible, de lo común, de lo cómplice, son las que pueden describir el “sentido
del humor”.
Se me antoja fascinante este
campo de exploración y búsqueda de “lo gracioso”. Alguna de las cuestiones que
me llevaron a abordarlo tenían que ver con que los niños se rieran al hablar de
sexo. El tema del sexo resulta tan “gracioso” a ciertas edades porque los niños
empiezan a reconocerse en algunas explicaciones y descripciones. Se trata de un
tema que concita muy fácilmente la complicidad, el reconocimiento de nuevas
sensaciones o emociones como propias.
Pero el sexo, el discurso sobre
el sexo en niños, también produce emociones ruborizantes. Probablemente esta
reacción ante tema tan universal haya que buscarla en una dimensión que va desde
el rubor a la risa, desde la no aceptación a la aceptación.
Creo que “risa” es a “rubor”
como “aceptación” es a “rechazo”.