miércoles, 19 de junio de 2013

FUE UN ACCIDENTE

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Otro relato policiaco de esos

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La primera investigación de la que tuve que hacerme cargo como jefe del Grupo de Homicidios fue, según mis más aviesos detractores, una chapuza perfectamente diseñada para medrar. En rigor, eso es lo pudiera parecer y desde luego lo que ellos querían creer; pero para quien esté dispuesto a escucharme, ahora que ya ha pasado mucho tiempo, me voy a permitir contar lo que realmente ocurrió.
Se llamaba Manuel García Fernández, medía un metro setenta y tres de estatura, era soltero, tenía pelo moreno, setenta y dos kilos de peso y treinta y cuatro años. Murió sofocado en su domicilio, entre un montón de naipes esparcidos por el suelo.
Su vecino de abajo escuchó el ruido de una violenta pelea. Por lo visto, aguardó prudentemente hasta que las señales de violencia hubieron cesado y acudió entonces, solícito, para ofrecer su ayuda y de paso cotillear un poco. Como nadie respondía a su llamada decidió dar cuenta a la Policía. Los agentes, que obtuvieron idéntico resultado al golpear la puerta, optaron por derribarla y encontraron entonces el cadáver. Después me llamaron a casa.






sábado, 8 de junio de 2013

COLECTIVO DE RARO PROPOSITO    por Higinio Sánchez Vaca



De entrada el título ya es engañoso pues no voy a hablar sobre ningún colectivo, voy a hacerlo sobre mí.

¿Qué busca un hombre todavía joven, apuesto, con mujer e hijo, casa bonita y carro nuevo a la puerta para andar con tontunas en un sitio como éste?

¡¡¡El pellizquito!!!, esa sensación de estar haciendo una completa gilipollez pero que, al alejarte de ella y mirarla con cariño, descubres inequívocamente que es tu gilipollez.

Y para poder disfrutar de esta sensación tan reconfortante, muy similar a la de oler un pedo propio, es preciso disponer de cierto tiempo libre. Si sois pluriempleados en la minería; lleváis un toro mecánico en Mercamadrid por la mañana y un bar de copas por la noche; o, con el cuerpo serrano de Sergio Ramos y la carita preciosa de Lionel Messi (¿?), os dedicáis al negocio de los masajes a domicilio... llegaréis tan cansados a casa que no tendréis ganas de darle al magín más que para decidir si carne o pollo en el kebab (¿el pollo es también carne, no?).

Si vuestros curros os roban mucho tiempo, enhorabuena, estáis más lejos de perder el empleo... pero también de alumbrar la nueva sensación que lo puede cambiar todo. Bueno, a menos que vuestro campo sea la biotecnología, la energía limpia gratuita o la cura de cualquier enfermedad empezando por el resfriado común y terminando por los orzuelos recurrentes.

Lo que si debo desmentir es el mito que dice que es preciso disponer de buena imaginación para llegar a ser alguien: George Bush era muy clásico en la cama y llegó a la Casa Blanca, a muchos curas no los saques de la postura del misionero y al matrimonio Aznar no le ha sido impedimento para concebir unos hijos adorables.

El talento es definitivamente un estorbo y ser consciente de su ausencia es igualmente demoledor para la creatividad.

La ignorancia es, por tanto, compañera inseparable de la iniciativa audaz.
El alcohol estimula, la adulación ayuda, el anonimato elimina reticencias; no seré yo el que niegue todo ello.

Mi caso, por ejemplo:

El cuidado de unas pocas ovejas ofrece mucho tiempo para darle vueltas a la mollera. Total, Canelo me hace casi todo el trabajo duro y desfogarme con las más picaronas ya no es algo que me haga tanto chiste como antes.

Pues eso, que ahora meto una comedia de Aristófanes  y una libreta en el morral, y dejo en casa la albaceteña y el transistor. 

Que se me ocurre una idea que creo buena, cojo el lápiz gordo de la oreja, le chupo un poco la puntica y ... ¡hala! 
Que me apetece escuchar a James Brown, saco el ipod  y... ¡I feel goog...!

Así día a día veo pasar la crisis, que yo la cabaña la tengo pagada, que le di a cambio al Marcial la escopeta buena y la chiquilla con los dieciocho recién cumplidos.

Y es que entre lecturas y paseos se va uno cultivando, como nabo en bancal... que ya lo dice el refrán español: "dónde no hay mata no hay patata".