miércoles, 19 de junio de 2013

FUE UN ACCIDENTE

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Otro relato policiaco de esos

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La primera investigación de la que tuve que hacerme cargo como jefe del Grupo de Homicidios fue, según mis más aviesos detractores, una chapuza perfectamente diseñada para medrar. En rigor, eso es lo pudiera parecer y desde luego lo que ellos querían creer; pero para quien esté dispuesto a escucharme, ahora que ya ha pasado mucho tiempo, me voy a permitir contar lo que realmente ocurrió.
Se llamaba Manuel García Fernández, medía un metro setenta y tres de estatura, era soltero, tenía pelo moreno, setenta y dos kilos de peso y treinta y cuatro años. Murió sofocado en su domicilio, entre un montón de naipes esparcidos por el suelo.
Su vecino de abajo escuchó el ruido de una violenta pelea. Por lo visto, aguardó prudentemente hasta que las señales de violencia hubieron cesado y acudió entonces, solícito, para ofrecer su ayuda y de paso cotillear un poco. Como nadie respondía a su llamada decidió dar cuenta a la Policía. Los agentes, que obtuvieron idéntico resultado al golpear la puerta, optaron por derribarla y encontraron entonces el cadáver. Después me llamaron a casa.






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