18 de Marzo de 2013 – 12:30
Media entrada
Rafael Vargas – Trompeta
Paqui Vargas – Teclado
Jacinta -
Coreografía
Con la
llegada de los primeros días de sol, el trío de Rafael Vargas llega puntual a
su cita con el público madrileño. Aunque pueden considerarse veteranos dentro
de nuestro panorama musical, su entusiasmo y su entrega siguen siendo los
mismos que los del inicio de su andadura. El hecho de que se animen a iniciar
la gira de primavera ante el difícil público del barrio de Salamanca ya nos da
una idea de la ambición con la que afrontan esta temporada.
La
actuación estuvo precedida de un excelente trabajo de producción en la
preparación del escenario, incluyendo la resolución del incidente ocasionado
por un guitarrista boliviano que se negaba a ceder el sitio con el insólito
argumento de que “había llegado antes”. El personal a cargo de la seguridad,
concretamente un sobrino de Rafael, actuó con profesionalidad para resolver el
asunto de forma expeditiva.
Ciñéndonos
a lo musical, el trío sigue entusiasmando por la madurez de su propuesta y ese estilo
propio con el que abordan los standards del género. Rafael, sobrio, preciso y lleno de dignidad,
sabe dotar a su trompeta de una voz
identificable que llega muy hondo al corazón del oyente. Además es capaz de
asumir riesgos en el repertorio, como demostró la inclusión del I Just Called To Say I Love You de
Stevie Wonder, prueba de su capacidad de adaptación a los nuevos tiempos y de
su ambición de proyección internacional.
A su lado,
su hija Paqui sigue mostrando su proverbial simpatía y su buen hacer al
teclado, que maneja con precisión y virtuosismo, salvo un pequeño titubeo en la
programación del ritmo en el tema de El
Padrino, que solventó con diligencia y con un “’pera, paaapa, que
mequivocao de botónnn” que provocó la sonrisa de los asistentes. Además nos
pareció observar un cambio en su silueta que podría indicar que la continuidad
de la dinastía Vargas
está asegurada.
Y, cómo
no, debemos comentar la actuación de Jacinta, quien en su sexta temporada con
el grupo, ha suplido con creces la natural pérdida de energía, con unas tablas
y un saber estar que no dejan de provocar admiración. A destacar el excelente
segundo giro de 360º en la estrecha plataforma, seguido de un balido en el
momento culminante de Suspiros de España,
que encogió el corazón y humedeció los ojos de los presentes. Aunque también
dio muestras de su temperamento artístico al negarse a realizar el número clásico
de defecar desde lo alto de la plataforma, pese a los insistentes
requerimientos por parte del público más joven para que lo hiciera.
En
resumen, una excelente performance que hizo las delicias del público, y que
consiguió una recaudación de 25,43 Euros, lo que nos asegura que tendremos trío
para rato.
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