Puede que, dado el
proverbial desdén que sobre la riqueza artística de Paracuellos muestran
propios y extraños, el lector piense que nuestra localidad carece de muralla;
por esta razón, siendo el principio fundacional del movimiento PaCHA el mostrar
al mundo los numerosos atractivos de esta noble villa, intentaremos corregir
ese error.
En efecto, aunque su origen
no sea romano ni medieval, ni su finalidad defensiva, ése y no otro es el
nombre que debemos emplear para referirnos a la maravillosa sucesión de
manifestaciones de ingenio local que jalonan el final de la carretera de acceso
al casco urbano desde el aeropuerto, camino que el prestigioso cronista galo
Marquis de Monceau denominó La Promenade des Clôtures Étonnantes. Hay donde
elegir en este auténtico collage de arquitectura
folklórica. Podemos extasiarnos ante esas dos construcciones colindantes tras las que se vislumbra un abigarrado entramado de terrazas y escaleras, diríase que diseñado por el mismísimo Escher; esa otra cuyo presupuesto solamente dio para enfoscar uno de los laterales, dejando el ladrillo al desnudo en el otro para que el visitante compruebe los comienzos del proceso de aprendizaje en albañilería del autor, o ese muro gris al que se le practicó un vistoso decoupage sin razón aparente.
folklórica. Podemos extasiarnos ante esas dos construcciones colindantes tras las que se vislumbra un abigarrado entramado de terrazas y escaleras, diríase que diseñado por el mismísimo Escher; esa otra cuyo presupuesto solamente dio para enfoscar uno de los laterales, dejando el ladrillo al desnudo en el otro para que el visitante compruebe los comienzos del proceso de aprendizaje en albañilería del autor, o ese muro gris al que se le practicó un vistoso decoupage sin razón aparente.
Pero las joyas de esta
corona se sitúan a ambos extremos de la Promenade. Por un
lado la oxidada valla metálica que surge airosa en escorzo violento en uno de
los salientes de la cornisa, en arriesgada armonía con las chumberas que se
derraman por la ladera en rededor, y cuya contemplación al atardecer cuando nos
aproximamos en sentido descendente se nos antoja la metáfora de una estirpe
anclada a la tierra, pero que no ceja en la búsqueda de un futuro mejor. Por el
otro, por fin, esa pared de hormigón cuyo anónimo artista decidió, en asombrosa
pirueta estilística, emplear una puerta (o varias, extremo que
ignoramos) como
molde para el encofrado, para pasmo de generaciones de paracuellenses y
paracuellensas. Esta puertipetrificación a varios niveles ha originado más de
un susto a conductores desprevenidos que hipnotizados por su magnetismo, distraen
sin querer su atención de la carretera, generándose no pocas disputas
conyugales al grito de “¡Pero mira palante!”.
Al hilo de esta cuestión,
quisiéramos respetuosamente solicitar a nuestra ilustre corporación municipal
que dé realce a esta muralla construyendo, al otro lado de la carretera, un
aparcamiento con mirador que permita al visitante detenerse cómodamente a
disfrutar de su visión con la tranquilidad y el sosiego que merece; un panorama
que sin duda es mucho más merecedor de atención que los monótonos despegues y
aterrizajes que se pueden contemplar desde el conjunto de bancos tristemente
dispuestos en la última revuelta.
Para ayudar a preservar
éste y otros rincones de nuestra localidad, afíliate a PaCHA.
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